Las clases nos permitieron apreciar las cualidades del café desde el grano verde hasta la taza; entrenamos nuestro olfato con La nez du café, detectamos los principales defectos en el grano verde, tostamos, molimos y catamos nuestras propias muestras y mis compañeros (yo no pude asistir a esa clase) aprendieron métodos alternativos de preparación del café, es decir métodos distintos a la máquina de espresso.
Pero de toda la experiencia, lo que me gustó más fue conocer y compartir con personas que desde distintas perspectivas se sienten apasionados por este maravilloso grano. No importa cuál sea la causa por la cual una persona llega al mundo del café, lo que es seguro es que quedará atrapado entre su aroma y su sabor y nunca querrá salir de allí. Profundizará más y más en su conocimiento y seguramente se convertirá en un embajador del café. De esos embajadores necesitamos muchos en el Perú y David y su equipo son dignos representantes.
No les recomiendo ir a Tostaduría Bisetti porque sea un sitio muy acogedor, tampoco porque los chicos que atienden brindan un servicio de primera, y no es por los diseños que te entregan con tu taza de café; les recomiendo que vayan a Tostaduría Bisetti porque allí se toman el café en serio.
